Uno de mis días mas tristes fue cuando el doctor me dijo que si volvía a
comer mariscos quizá no la contaba; era ya la segunda vez que ingresaba de
urgencias al maravilloso IMSS con la garganta cerrada y morado por no poder
respirar debido a una intoxicación por comer un delicioso coctel de camarones, sí era la segunda vez, una primera vez no me
pareció suficiente, tenia que estar seguro.
Por fortuna no ha habido un tercer
ingreso al hospital por comer tan delicioso platillo, la ultima vez que fui a
la playa mi antojo fue tal que le pedí a la cocinera del restaurante donde
fuimos a comer con la familia, que me preparé un coctel especial, fue de salchichas no de camarones, al principio pensé
que era una locura pero al comerlo creo
mi cerebro engaño al paladar y casi pude recordar el maravilloso sabor de un
coctel real.
Hasta el día de hoy he aguantado
el antojo de volver a comer un delicioso ceviche o un coctel de camarones, y
por un tiempo mas seguiré sufriendo en las vacaciones sobre todo cuando vamos a
la playa, ya que no me queda de otra, tengo que aceptar mi “Adiós a los
mariscos”.
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